El autismo es una condición del neurodesarrollo que influye en cómo percibimos el mundo, procesamos la información y nos relacionamos con los demás. Es un espectro, lo que significa que se manifiesta de manera distinta en cada persona. Según estudios recientes, se estima que alrededor del 1-2% de la población mundial es autista.
Muchas personas llegan a la adultez sin un diagnóstico, especialmente mujeres y personas con altos niveles de enmascaramiento. Comprender los síntomas es el primer paso para mejorar la calidad de vida de quienes están en el espectro.
Sensación de ser diferente o fuera de lugar en entornos sociales
Dificultad para interpretar señales sociales, normas o bromas
Falta de interés en conversaciones triviales o interaccion social
Preferencia por rutinas y malestar frente a cambios inesperados
Hipersensibilidad a ruidos, olores, texturas de ropa o comida o contacto físico
Posible dificultad en la comprensión y expresión emocional
Uso de stimming (movimientos repetitivos como balancearse o mover las las manos) para autorregularse
Intereses especiales en ciertos temas
Alta atención al detalle y detección de patrones
Inestabilidad emocional o colapsos emocionales por el estres extremo o sobrecarga sensorial
Mayor tendencia a la ansiedad y depresión
Preferencia por interacciones estructuradas o directas
Estudios recientes han demostrado que existe un sesgo de género en el diagnóstico del autismo, lo que provoca que muchas niñas y mujeres permanezcan sin diagnosticar o sean diagnosticadas tardíamente. Las mujeres autistas pueden presentar síntomas menos evidentes, desarrollar estrategias de camuflaje para encajar socialmente y enfrentarse a estereotipos de género que distorsionan la percepción de sus rasgos, lo que dificulta su diagnóstico.
Menor dificultad en las habilidades sociales, pero intenso agotamiento tras interacciones
Mayor tendencia a imitar a otros para encajar
Dificultad para establecer límites en relaciones personales
Mayor capacidad para modificar su conducta en función de la situación
Conductas repetitivas menos evidentes
No. El autismo es un espectro, y eso significa que cada persona autista es diferente. Por ejemplo, algunas personas autistas hablan con fluidez, otras se comunican mediante el lenguaje no verbal, y muchas tienen un estilo de habla particular, como usar un tono diferente. También hay personas que comen de todo y otras que son muy selectivas con la comida. No hay una sola forma de ser autista: cada persona tiene sus propios rasgos, intereses y necesidades de apoyo.
Un adulto autista puede recibir apoyo en varias áreas, como en el trabajo, mediante ajustes razonables y entrenamiento en habilidades sociales; en la vida diaria, con herramientas de organización y gestión del tiempo; y en la regulación sensorial, con ambientes adecuados y técnicas de autorregulación. También pueden beneficiarse de terapias como la cognitivo-conductual, los grupos de apoyo y talleres especializados.